Irse de rabas, más que una religión en Cantabria

Camarero, una de rabas!

Si hay algo sagrado en Cantabria, más que el Racing de Santander y Corocota, son las rabas. Para los que no hayan oído nunca esta palabra, nos estamos refiriendo a los aros, tiras o trozos de algunas especies de cefalópodos enharinados y fritos en aceite caliente.

Lo que fuera del norte de España llaman “calamares”, pero aquí pueden ser de calamar o magano, de peludín, rejos y en otros sitios hasta de pulpo o cachón, y habitualmente los sitios remarcan de qué son y cada uno tiene su especialidad.

Yo no he nacido en Cantabria pero he abrazado la religión rabista como el que más, en su vertiente más extremista que maldice a otras personas que osan ponerle limón a las rabas recién servidas. Eso es un sacrilegio que debería merecer que esa ración fuera devuelta de inmediato a las cocinas y la foto del pecador colgada en el muro de la vergüenza. Avisados estáis los limón fan’s que se lo echan a todos los platos, hasta en la sopa.

Es decir, yo he cambiado las bravas, aperitivo muy típico en Cataluña, por las rabas.

Hay muchos tipos de rabas, hasta de nevera!
Hay muchos tipos de rabas, hasta de nevera!

Casi todos los bares y restaurantes de Cantabria tienen rabas en su carta. Se han hecho miles de rankings (este es el más reciente pero sólo incluye bares de la capital, y ya se sabe que hay vida más allá de Santander).

Yo he probado de muy buenas y algunas muy malas que ni Chicote las probaría, en Santander y más allá, y me gustaría que tú, como lector y crítico gastronómico, compartieras cuáles son las mejores que has probado para poder hacer un ranking lo más actualizado del Top 10 de Rabas en Cantabria. ¿Te animas?

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