
Si hay algo sagrado en Cantabria, más que el Racing de Santander y Corocota, son las rabas. Para los que no hayan oído nunca esta palabra, nos estamos refiriendo a los aros, tiras o trozos de algunas especies de cefalópodos enharinados y fritos en aceite caliente.
Lo que fuera del norte de España llaman “calamares”, pero aquí pueden ser de calamar o magano, de peludín, rejos y en otros sitios hasta de pulpo o cachón, y habitualmente los sitios remarcan de qué son y cada uno tiene su especialidad.
Yo no he nacido en Cantabria pero he abrazado la religión rabista como el que más, en su vertiente más extremista que maldice a otras personas que osan ponerle limón a las rabas recién servidas. Eso es un sacrilegio que debería merecer que esa ración fuera devuelta de inmediato a las cocinas y la foto del pecador colgada en el muro de la vergüenza. Avisados estáis los limón fan’s que se lo echan a todos los platos, hasta en la sopa.
Es decir, yo he cambiado las bravas, aperitivo muy típico en Cataluña, por las rabas.

Casi todos los bares y restaurantes de Cantabria tienen rabas en su carta. Se han hecho miles de rankings (este es el más reciente pero sólo incluye bares de la capital, y ya se sabe que hay vida más allá de Santander).
Yo he probado de muy buenas y algunas muy malas que ni Chicote las probaría, en Santander y más allá, y me gustaría que tú, como lector y crítico gastronómico, compartieras cuáles son las mejores que has probado para poder hacer un ranking lo más actualizado del Top 10 de Rabas en Cantabria. ¿Te animas?
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